Y de pronto paso... la vida pasó...

El relato de un encuentro espontáneo, que empezó a estirarse en el tiempo y a transformarse en el espacio...

Yo, con mi cabello despeinado, mi bufanda de nubes rojas y bordes blancos. Llamativa, con mi saco de cuadros que llegaba hasta mis muslos y supongo, mi cautivadora e insistente sonrisa en mi rostro. 

Él, con las cejas pobladas, expresivas en cualquier situación, el ceño  fruncido, la bufanda encantadora de cuadros y los ojos más brillantes y transparentes que había visto.

Nunca supe el momento exacto en que había dejado de ser libre, cuando me dí cuenta, ya era demasiado tarde: charlas virtuales interminables en las noches, bromas y detalles memorables en el día. Me asombraba cada cosa que descubría. Cuando reaccioné, fue cuando sentí esa presión en el pecho de extrañar algo... ciertamente, la primera vez que extrañaba a un intruso. 

Aún no entiendo los altos y bajos, ¿cómo algo tan perfecto, que te enciende el alma y te eriza la piel puede ser causal del dolor desgarrador en una discusión?, además de que se convirtió en una montaña rusa emocional. Los picos me llevaban al punto más alto con la mayor ansiedad, adrenalina y sentimiento de coraje... pero cuando zarpaba en pique para abajo me desbordaba en los sentimientos más absurdos, dolorosos y punzantes. 

Pero a pesar de todo, cada onda, cada etapa y cada momento, dejó grandes ideas en nuestros corazones. Más maduros, más fortalecidos y cada vez más determinados ciertamente sin saber a dónde llegaremos. 

Ahora, seguimos caminando porque no hay elección, pero no con ese amor romántico que te venden las películas y las novelas. Es otro tipo de amor, más real.Y que trae consigo grandes sorpresas, como las que en un inicio nunca imaginabas consentir.

A short story of love.