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Candelaria 2020 - Puno

Por la Mamita Candelaria
Puno, Perú
Entre finales de enero y mediados de febrero, la vida cotidiana puneña se colma de luces, trajes, música, lluvia y la alegría de miles de personas provenientes de distintas partes del Perú y del mundo, quienes se agolpan a las calles de la ciudad de Puno para vivir la fiesta cultural más grande del país, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2014.
En febrero, la capital del Perú se traslada a Puno.
Los más de 3800 metros sobre el nivel del mar no son impedimento para disfrutar de las danzas que se presentan en los eventos organizados en honor a la Virgen. Otra cantidad significativa de peruanos y algunos extranjeros desafían la altura altiplánica sacando a relucir su lado artístico y mostrar su resistencia física vistiendo pesados y estilizados trajes de luces y bailando sin parar al ritmo de las bandas musicales. Puno baila ─y no es una metáfora─.
Desde el 2 de febrero, cuarenta días después de la Navidad, la Iglesia de San Juan Bautista, donde se encuentra la imagen de la Virgen de la Candelaria, recibe a miles de fieles quienes realizan una promesa de volver durante 3 años consecutivos bailando en su honor. Las velas y cirios son la moneda de esta transacción espiritual.
Los barrios de la ciudad de Puno celebran varias misas desde la madrugada del sábado 8 donde las réplicas de la imagen de la Virgen de la Candelaria son bendecidas y retornan a sus vecindarios en andas cargadas por los danzantes quienes las llevan bailando por las calles de la ciudad altiplánica. Con la bendición de la Virgen, la comparsa tiene el permiso divino para danzar en su honor.
El arqueólogo Neiser Jalca del Proyecto Qhapaq Ñan explica la devoción a la Virgen de la Candelaria:
Se desarrolla con intensidad desde la atribución de la protección de la villa de Puno en 1781, cercada por las fuerzas rebeldes de Túpac Catari, pues su imagen (traída el 2 de febrero de 1583 desde Cádiz o de Sevilla, España) fue sacada en procesión, lo que generó el repliegue de los guerreros al pensar que se trataba de fuerzas de apoyo para el ejército español allí guarecido. Desde aquel suceso, la Virgen de la Candelaria se convirtió en la patrona de Puno (Jalca 2014).
La misma noche del sábado 8 se celebra la Octava de Víspera, donde las asociaciones de danza, vestidos en traje de gala, pasan a saludar a la Virgen por todo el jirón Lima hasta el atrio de la iglesia de San Juan Bautista y la Catedral de Puno en la Plaza de Armas.
Al día siguiente se lleva a cabo el Concurso de Traje de Luces, con un atuendo nuevo que se estrena cada año. Durante 8 minutos y algunos segundos, las comparsas tienen la oportunidad de demostrar su creatividad coreográfica en el campo del Estadio Torres Belón. Ese tiempo representa el primer punto de culminación de los meses de ensayo de los distintos bloques que conforman cada comparsa, los cuales provienen de distintas partes del país. La emoción es tan desbordante que los latidos de los danzantes suenan tanto como la percusión de las bandas.
A la salida del estadio se lleva a cabo un pasacalle donde el público se deleita con las comparsas que acaban de presentarse. Sin embargo, los días siguientes se lleva a cabo el evento culminante de esta presentación: la Gran Parada en Honor a la Virgen de la Candelaria que empieza a orillas del lago Titicaca ─sitio mítico del origen de los fundadores del mayor imperio del sur americano: los Incas─ para ir ascendiendo hacia la Plaza de Armas en un lapso no menor de 4 horas bailando sin descanso. Supone esto el desafío físico y mental más grande que los danzantes puedan experimentar donde el clima también es una variable a sortear. Lluvia, sol, frío o calor son ingredientes que los danzantes enfrentan bajo la consigna de nunca dejar de bailar.
El público, atónito ante la elegancia y fuerza danzante, premia a estos artistas con ingentes dosis de aplausos y arengas. El cansancio se hace presente con el pasar de las horas y el cuerpo muestra signos de agotamiento pero desaparece a medida que los danzantes se acercan a la iglesia de San Juan Bautista. Este es el momento más emocionante cuando cada comparsa, bloque y danzante pasa por el atrio de la casa de la Virgen de la Candelaria. La fe se desborda, el agradecimiento termina saliendo por los ojos en forma de aguacero y el pulso alcanza revoluciones inconmensurables. Cada guapeo, giro o venia frente a la imagen de la Virgen dice «gracias Mamita Candelaria. Aquí estoy cumpliendo contigo»
Horas después culmina el pasacalle. Un golpe de agotamiento aborda de inmediato a los danzantes. Todos están extenuados pero felices de haber cumplido la promesa de bailarle a la Virgen de la Candelaria. Mientras cada uno camina lentamente hacia sus aposentos, en silencio prometen volver el próximo año ─que será especial─ porque se celebra el bicentenario de la Independencia del Perú.
Este ensayo forma parte de la edición 2020 de Otros Carnavales, un proyecto de cobertura colaborativa de los carnavales de América Latina y el mundo impulsada por la Red de Fotografía Colectiva.
Este ensayo fue publicado el 15 de marzo de 2020. Ver el link: https://medium.com/otros-carnavales-2020/por-la-mamita-candelaria-377f09b56870

Imágenes adicionales:
Candelaria 2020 - Puno
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