GRACIAS POR FUMAR

Si yo fuese Nick Naylor, el personaje de la película “Gracias por fumar”, y tuviese que explicar la responsabilidad social que puede tener alguien que habla públicamente  a favor de un producto nocivo para la salud como lo es el cigarrillo; Como primera medida dejaría claro que no puedo hablar mal del producto que estoy representando, porque es la responsabilidad que decidí aceptar, que si creyera que hubiera algo malo en ello, no la hubiera asumido. Y que, aunque la sociedad tenga razones justas de rechazo hacia el producto, yo, como su representante, no debo desdeñar de él, aún cuando no pueda refutar las razones que tiene en contra.
Y si hubiera un reclamo específico hacia la marca que represento, podría justificarme entonces con la excusa que, absolutamente todos los productos que usamos a diario, tienen sus defectos y también sus consecuencias negativas, tanto para el cuerpo humano como para el medio ambiente y/o la sociedad. 
¿Acaso los preservativos que se aplican en frutas y verduras son completamente saludables? ¿Acaso no explotamos los animales para nuestro beneficio? ¿O la explotación de la tierra para sacar productos del petróleo? ¿Por otro lado, qué decir de los constantes y mortales accidentes en vehículos? Siendo así podría alegar que todas las empresas y todas las marcas (aún las de productos naturales) están en obligación a responder moral y socialmente.
Ahora, teniendo en cuenta que no debo hablar mal de mí producto, pero si debo hablar de su compromiso con la sociedad, considero que la responsabilidad social de una marca de cigarrillos no debería estar dirigida en la prevención a su consumo, ni a resaltar sus consecuencias negativas (como lo dije anteriormente, todas las marcas deberían hacer entonces lo mismo), puesto que prevenir el consumo seria afectar negativamente las ventas, influyendo así en los empleos que surgen de la producción del producto y que a fin de cuentas, los empleados son los primeros afectados.
¿Qué mensaje debo dar entonces de responsabilidad?, considero que en este caso, el tono y mensaje de responsabilidad social debe estar enfocado en la educación y consejos que vienen desde el núcleo familiar. Lo que quiero decir es que si una persona se convierte en fumador... o en alcohólico, o en drogadicto; no es solo culpa de los vicios que tuvieron al alcance, sino más que todo, de la formación o ejemplo que recibió en su núcleo familiar. 
A fin de cuentas todos los productos del mercado no son más que alternativas que las personas deciden usar. Y si al interior del hogar hay una buena relación y comunicación, entonces no habrán vacíos que se puedan llenar con algún tipo de vicio.

Resaltaría que no solo los más jóvenes están expuestos a esta situación. Daría a entender que los padres también pueden ser propensos a sufrir de diferentes vicios…  el vicio de quedarse sentado frente a un televisor por ejemplo, o el vicio de exceso de trabajo… en fin a veces, los padres necesitan aprender que están equivocados y con una correcta comunicación familiar habrá también una capacidad de decidir correctamente, así tanto padres como hijos estarán más capacitados al momento de enfrentarse al consumo de un producto nocivo.

Para concluir, no  hablaría mal de mí producto (el cigarrillo) ni evitaría su consumo; Dejaré ese trabajo para aquellos que se vean beneficiados de esa posición. Dirigiría entonces la campaña de responsabilidad social hacia el bienestar de la comunicación e integración familiar a fin de evitar otros vicios o productos que pueden ser aún más destructivos que el cigarrillo (digamos por ejemplo que una persona que conduzca en estado de ebriedad está en capacidad de matar o hacer daños irreparables a varias personas ajenas al consumidor y esto es algo que no sucede con los consumidores de tabaco).
ENSAYO - REDACCIÓN - COPY
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