"Existe solamente una planta idéntica al cuerpo humano y, por idéntica, no me refiero a la anatomía, obviamente, sino a lo que realmente importa.
Necesita los mismos aminoácidos y vitaminas que vos. También debe ser tratada de manera individual, porque aunque esté en un lugar repleto de muchas otras similares, es única e irrepetible.
Su cosecha se remonta a los sumerios y más tarde a los babilonios, las primeras civilizaciones de la Tierra, de las cuales existen más mitos que certezas.
Hasta sus remotas ruinas intento todavía llegar algún día, para conocer, como aún lo sigo haciendo, más y más sobre mi labor… mi pasión.
Soy Alberto Arizu y te doy la bienvenida a El Paraíso.
En esta finca, nací, crecí y aprendí todo lo que sé sobre vid y vida.
Mientras caminamos, te voy a contar parte de la historia de mi abuelo Leoncio, el iniciador de todo. También la de mi padre Saturnino y la mía, que se sumaron a su legado.
Una herencia que queremos que llegue a tus oídos, para que no deje de crecer.
El suelo que estás pisando se nutrió de distintos cultos, dioses y costumbres.
Fue territorio de los indios Huarpes y Pehuenches, más tarde conquistado por el imperio Inca...".
