LO QUE NO HABITO NO EXISTE trata la dificultad del hombre frente al dominio de la naturaleza, enfocándose, específicamente, en la Antártica. Esta exposición busca generar en el espectador la genuina reflexión en cuanto al ser y el posible rol del mismo en relación al lugar previamente mencionado, el cuál puede definirlo tanto desde su cualidad de dominador como de dominado.

El antropocentrismo en el cual el hombre actual se ve sumergido juega una parte protagónica de la muestra, ya que otro de sus fines sería ilustrar cómo el hombre se vuelve el parámetro en base al cual se juzgan las cosas. Es decir, aquello que está fuera, o por sobre el hombre, deja de existir. He ahí el nombre de la exposición.

 

Además, LO QUE NO HABITO NO EXISTE, recurre al uso de material fotográfico de la Antártica con el fin de dar a conocer el lugar desde sus características particulares, las cuales hacen de él un lugar inhóspito, y, por ende, bastante amenazante para el hombre. De esta manera, se logra generar un nuevo discurso, el cual rescata conceptos del discurso propio del Romanticismo Alemán, corriente que interpela a la interioridad del hombre y a lo sublime, generando así una dicotomía entre este ser dominado y aquel ser dominador.

Esta exposición consta de 4 momentos, en los cuales se complementan distintos elementos tales como: la línea del horizonte y punto de fuga, la monotonía e inmensidad del paisaje antártico, y el sonido, movimiento, contraste de color y temperatura que lo caracterizan. En resumen, se invita al espectador a realizar una puesta en duda de sus supuestos actuales, haciendo una reflexión en cuanto a la relación del hombre y el mundo en el cual éste
se inserta.