ABRA
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Top 4rth Finalist - Architectural design contest for the District of Science, Technology and Innovation of Bogota- Region.
Este concurso propone la formulación de ideas para el desarrollo de un Plan Maestro, sobre un área delimita y definida como Área de Desarrollo Naranja-ADN, con una extensión de 247 hectáreas. Nuestra aproximación al Plan Maestro propone varios lineamientos para ser trabajados de manera conjunta y en equipo con las entidades distritales competentes y el equipo de Cámara de Comercio y Corferias y con las entidades y empresas cuya participación se considere relevante.
Nuestra propuesta de ideas gira entorno a fortalecer las manzanas del Plan Parcial de CORFERIAS-EAAB E.S.P. y específicamente, la manzana donde se localiza el DCTIB y su primera etapa. Entendemos la localización territorial, regional, metropolitana y urbana escogida para el emplazamiento de este proyecto, como una oportunidad extraordinaria para Colombia. El DCITB, fortalecido por esta situación privilegiada, está además respaldado por la decisión de la Alcaldía Mayor de Bogotá de realizar un Plan Maestro que articule al proyecto con la estructura de ciudad y evite que exista como una pieza suelta, desvinculada.
La primera gran innovación que identificamos en la propuesta corresponde a la firma de un Convenio Macro entre el Gobierno Nacional, la Gobernación de Cundinamarca, la Alcaldía Mayor de Bogotá, la Cámara de Comercio de Bogotá, la Secretaria Distrital de Desarrollo y Corferias. Firma que garantiza a través de entidades públicas que regulan diversas escalas y empresa privada, un proyecto consolidado e integrado a la ciudad.
El Plan Maestro para el área que comprende la superficie del ADN, se suma a la propuesta formulada desde el primer POT (Decreto 619 de 2000) y acogida dentro del Decreto 190 de 2004, denominada Operaciones Estratégicas (Específicamente ‘Anillo de Innovación’ ). Esta Operación Estratégica dio origen a la alianza y desarrollo de Innobog (Distrito de Innovación), formulado por la Universidad Nacional de Colombia con la participación y el esfuerzo de varias entidades distritales, encabezadas por la EAAB (que tiene presencia en el sector) y liderados por Corferias. Consideramos que estos esfuerzos, que culminan con los avances realizados por la EAAB y todas las intervenciones realizadas por Corferias en su entorno, de acuerdo con su Plan de Regularización y Manejo y su Plan Maestro, hacen posible dar un paso adelante con el Plan Maestro y el Proyecto solicitados en este concurso.
En la estructura urbana existente de Bogotá identificamos una serie de oportunidades pertinentes para la consolidación de una propuesta de ideas para el Plan Maestro del ADN. En principio consideramos fundamental materializar la alianza de tres actores: la Ciudad, como territorio que consolidará y alimentará el Plan con sus entidades que construyen una identidad pública, las Instituciones Universitarias y de Educación Superior, como facilitadores de Investigación y producción de conocimiento y la Empresa Privada, como sujeto interesado en desarrollar esas investigaciones, afianzar el conocimiento académico y aplicarlo de manera práctica. Al mejorar la calidad urbana, estas entidades cercanas existentes construirán un ecosistema estratégico, apto para atraer y recibir empresas innovadoras orientadas a desarrollar e implementar nuevas tecnologías.
Lograr este objetivo implica proponer ideas que aprovechen y potencien las oportunidades existentes en el sector. Esencialmente entendemos el proyecto DCTIB como un Centro de Ciencia, Tecnología e Innovación, que hemos denominado ABRA Bogotá, donde confluya y se articule toda la actividad del ADN.
En primer lugar se plantea fortalecer y potenciar la relación de ABRA con ‘el mundo’ aprovechando su cercanía al Aeropuerto Internacional El Dorado a través de la Calle 26. El flujo permanente y diverso de actores e insumos locales e internacionales, así como la diseminación e intercambio de conocimiento será fundamental para mantener la vigencia y pertinencia de las tecnologías, procesos e innovaciones que aquí se gesten. Las decisiones urbanas y arquitectónicas buscan potenciar el rol internacional que esta porción de ciudad ya disfruta gracias a la organización de ferias, exposiciones y convenciones.
En segundo lugar, potenciar ABRA a partir de la proximidad del campus de la Universidad Nacional de Colombia (sede Bogotá) y la relación directa con el Gobierno Nacional a través de la Nueva Ciudad CAN, para constituir una pieza urbana de importancia e influencia nacional, que ejemplifique nuevas formas de investigar, trabajar, estudiar, vivir y disfrutar la ciudad.
En tercer lugar, se plantea la relación con la región a partir de la infraestructura en construcción del sistema de transporte masivo Regiotram, para garantizar un flujo constante de diversas poblaciones que enriquecerán socialmente la visión de la innovación; en principio recogiendo la cuenca de sabana de occidente en el eje Funza, Mosquera, Madrid y Facatativá.
Adicionalmente se propone una relación de escala metropolitana, principalmente peatonal, con la revisión y optimización de los perfiles de dos importantes avenidas que circundan la zona señalada para el Plan Maestro: La Avenida Pedro León Trabucci y la Avenida de las Américas. En el perfil de la avenida Pedro León Trabucci se propone sumar el área verde del separador y la ciclorruta proyectada al costado oriental al andén actual, para así generar un parque lineal que se desarrolle entre la calle 26 y la Avenida de las Américas. A su vez, el andén occidental también se amplía luego de revisar los anchos de carril. La vía conserva su doble sentido con un separador más estrecho, pero arborizado.
El perfil de la avenida de Las Américas se revisa para repartir el gran separador verde en dos porciones de terreno, que mejoran el ancho y la condición general de los andenes existentes desde la NQS hasta el puente de la calle 13 (convirtiéndolos igualmente en nuevos parques lineales). La Avenida de las Américas como conector metropolitano, relaciona el área ADN y Corferias, con el occidente de Bogotá y Corabastos (equipamiento fundamental para el abastecimiento regional). De esta manera se habilita la futura transformación urbana, fuera y dentro del perímetro del Plan Maestro, para mejorar su accesibilidad.
Con el mismo cuidado se propone una revisión a lo largo del perfil de la Avenida 19, para extenderla y conectarla con la Avenida Pedro León Trabucci, que incremente y optimice su calidad urbana por medio de una ciclorruta, mejora en su arborización, iluminación, recualificación y activación de sus bordes con usos en primer piso. Este gesto establece una conexión directa con múltiples espacios significativos de la ciudad: la Plaza de la Hoja, La Plaza de Mercado de Paloquemao, la Estación de la Sabana, el nuevo proyecto del Distrito Creativo del Bronx y los cerros orientales. Así mismo, se vinculan varios campus universitarios del centro (La Tadeo, La Central y Los Andes, entre otras) y una población académica vibrante al sector ADN.
Después de establecer la conexión entre la Avenida Calle 19 y la Avenida Pedro León Trabucci, la distancia entre el Campus de la Universidad Nacional de Colombia y el Campus de la Universidad de los Andes será de tan solo 4,6 km aproximadamente; es decir, un recorrido en bicicleta de aproximadamente 18 minutos a una velocidad promedio de 16 km/h.
Además, esta operación complementa la propuesta de conexión ambiental hecha desde la Nueva ciudad CAN, que vincula el Humedal El Gualí en Funza, el Parque Metropolitano de La Florida en Cota, el Humedal del Jaboque, el Parque Metropolitano Simón Bolívar (a tan solo 4 km de ABRA Bogotá) y su extensión sobre el CAN, con el Campus de la Universidad Nacional, el río Arzobispo, el Centro Cultural Gaitán (en proceso de ser reactivado), muy cerca del Campus de la Católica, la Piloto, la Javeriana, el parque Nacional Olaya Herrera, hasta llegar a los Cerros Orientales.
Aprovechando además las sinergias producidas por la infraestructura de Corferias, se propone una ‘Isla Verde’ que lo vincula con el Campus de la Nacional a través de los barrios Quinta Paredes y El Recuerdo, dando continuidad a la superficie generada por el nuevo Distrito y Centro de Ciencia, Tecnología e Innovación, ABRA Bogotá. La ‘Isla Verde’ permite la entrada de vehículos de carga y suministro para el abastecimiento continuo de Corferias y Ágora (como está planteado en el Plan Maestro del Recinto Ferial), pero restringe la circulación vehicular en general para favorecer al peatón y la bicicleta; de esta manera se activa la vida urbana en el área de ADN. ABRA adopta el rol de articulador entre el costado Norte y Sur de la Avenida de Las Américas, y tiene el potencial de ser un nuevo núcleo atractor de actividad para los habitantes del barrio Ortezal, Cundinamarca e Industrial Centenario.
La propuesta de la ‘Isla Verde’ propone una ciudad viva más allá de la ciudad inteligente a través de tres acciones. Lo primero es repensar la movilidad y recuperar al peatón como parte central de la acción. Con incisiones en el tráfico, ligeros desvíos, parqueaderos disuasorios y potencialización de los intercambios modales pensamos que se pueden recuperar grandes superficies para el ciudadano, la movilidad sostenible y la bicicleta, la naturaleza y el espacio público.
Lo segundo es entender que los barrios objeto de la actuación tienen una tradición y arraigo en la ciudad que los hacen los actores ideales para activar estas Islas a través de lo que sus habitantes ya saben hacer. Por ello se dispondrán infraestructuras tecnológicas al servicio de estos grandes colectivos existentes, que giran en torno a la creación, la tecnología, el desarrollo, el ocio y el entretenimiento. Las personas de la ciudad actual, provistas de la tecnología necesaria y al servicio de una nueva estructura urbana de espacios y relaciones.
Por último, y pensando a futuro, se entiende que estos grandes espacios urbanos favorecerán las relaciones sociales de barrio y la economía de proximidad pero además propondrán nuevos futuros: proyectos de emprendimiento y nuevas dinámicas en los tres distritos del proyecto que tendrán a ABRA como rótula de engranaje. Estas tres acciones profundizan en la idea de una ciudad de islas verdes, competitiva, sostenible y resiliente, compacta, innovadora y profundamente enraizada con la identidad de Bogotá.
Esta ‘Isla Verde’ también se alimenta de las circulaciones peatonales originadas en las paradas de SITP y estaciones de Transmilenio cercanas al perímetro del ADN. Dos paradas SITP sobre la avenida Las Américas (‘Ortezal-Av. Américas-TV 39’ y ‘Ortezal-Av. Américas-KR 43A), las dos estaciones proyectadas de Transmilenio y las dos en uso sobre la calle 26 (‘Estación Recinto Ferial’ y ‘Estación Ciudad Universitaria’).También se alimenta de la futura estación de Regiotram en el costado occidental de la avenida Pedro León Trabucci. En pro de fomentar la interconexión entre Transmilenio, SITP, Regiotram y la red de Ciclo rutas, nuestro plan maestro propone emplazar cuatro parqueaderos disuasorios en los extremos del perímetro de la ‘Isla Verde’. ABRA Bogotá, sus propuestas de espacio público y Corferias, construyen un nuevo paisaje sostenible, contemporáneo, que promueve múltiples eventos cotidianos y formas de transporte con el mejoramiento de la calidad ambiental y la optimización de los perfiles de sus vías contiguas
Desde ABRA Bogotá hasta las estaciones ‘Recinto Ferial’ y ‘Ciudad Universitaria’ existe una distancia aproximada de 1 km. De allí a la Estación Universidades son solo 4 km, que a bordo de un bus de Transmilenio, se recorren en aproximadamente quince minutos. Existe un potencial real de acercar las comunidades académicas de mayor prestigio del país hacia este nuevo Centro de Ciencia, Tecnología e Innovación.
También reconocemos el esfuerzo que Corferias ha hecho para articular sus instalaciones a través de conexiones por un nivel elevado. Es el caso del corredor de los salones de comisiones del Gran Salón Oscar Pérez Gutiérrez, la conexión peatonal del Centro de Convenciones con el interior del recinto ferial y el Borde Activo, que actúa como una calle elevada (o calle-balcón) con jardín, que da mayor calidad al frente del Recinto, mejora el perfil de la Avenida La Esperanza y abraza al edificio Ágora. Con el objetivo de fortalecer estos vínculos ya establecidos, proponemos una calle elevada que articule el predio del actual parqueadero sobre la Avenida Pedro León Trabucci con el nuevo ABRA Bogotá y el futuro desarrollo del predio de la EAAB (que tiene relación directa con el Hotel Hilton) y el desarrollo del segundo piso de los futuros pabellones propuestos en el plan maestro.
Esta lectura íntegra que le hemos dado a la ciudad con el Plan Maestro nos permite entender ABRA Bogotá: Centro de Ciencia, Tecnología e Innovación como núcleo para proponer la creación de tres Distritos dentro del área ADN: Distrito Vibra, Distrito Inicia y Distrito Inventa.
El Distrito Vibra es principalmente residencial con alta densidad y ocupación, en donde se encuentran la comunidad académica de la Universidad Nacional con la comunidad profesional de Corferias y ABRA. Por medio de una interpretación contemporánea tanto de la trama existente como de la transformación actual de los barrios Quinta Paredes y El Recuerdo, se propone orientar el futuro del sector hacia un desarrollo intensificado de bloques en altura de vivienda y hoteles, soportados por una plataforma de comercio y servicios que le darán mejor escala al lugar. La idea es aprovechar la fuerza transformadora, producida por el recinto ferial y la Nacional, para generar una renovación urbana ordenada y de alta calidad. Con la conservación de la estructura existente permeada por el verde y una densificación ordenada, los ciudadanos podrán disfrutar de nuevos espacios vibrantes, porosos y permeables que mejorarán la calidad de vida y promoverán actividades las veinticuatro horas del día.
El Distrito Inicia, ideal para aquellas empresas e industrias livianas dedicadas a la investigación, desarrollo, implementación o producción de nuevas tecnologías, que deseen establecer sus sedes corporativas o plantas de producción en este nuevo ecosistema de conectividad y calidad de vida. Se propone como núcleo de actividad y elemento fundador, un campus educativo en donde se potencie el talento de investigadores y emprendedores a partir de la transferencia de conocimiento entre disciplinas en pro de la innovación tecnológica. Se proponen también manzanas permeadas por zonas verdes (con mezcla de vivienda) y un parque zonal que congregue habitantes y visitantes en este nuevo campus de innovación.
El Distrito Inventa se delimita sobre un área a intervenir que respeta el trazado urbano formulado por Le Corbusier en el ‘Plan Regulador de Bogotá’ a principio de los años cincuenta del siglo pasado. Los amplios perfiles viales han permitido la circulación intensa de vehículos de carga pesada y el desarrollo de plantas y bodegas industriales, acorde con los principios de urbanismo zonificado de la época. Actuar en este lugar implica una revisión histórica rigurosa, a nivel arquitectónico y urbano, que indique aquellos patrimonios materiales e inmateriales a proteger y conservar. Actualmente s empiezan a establecer nuevos usos en el sector debido al desplazamiento de algunas industrias hacia periferias de la ciudad. La idea es hacer una Renovación Urbana que respete y exalte aquellas condiciones patrimoniales del lugar, que señale Bienes de Interés Cultural y consolide un nuevo distrito cultural y creativo que fomente la creación artística.
En este Distrito Inventa se plantea implantar un Centro Cultural y Museo Contemporáneo de escala metropolitana como pieza fundadora, que acoja las nuevas actividades del sector. Simultáneamente se pretende establecer pautas para desarrollar proyectos de adaptación al interior de las estructuras industriales existentes que habiliten la aparición de galerías, talleres de artistas, teatros, empresas creativas, comercios y servicios. Paralelamente, creemos fundamental insertar de forma cuidadosa, vivienda de alta densidad y en altura, con excelentes condiciones de habitabilidad, que promuevan la llegada y permanencia de nuevos habitantes.
El planteamiento urbano con los tres distritos está orientado a alimentar de forma permanente a ABRA Bogotá. Queremos dotar de carácter esta pieza de ciudad y en definitiva convertirla en un lugar atractivo para vivir, incubar nuevas empresas y fomentar las industrias creativas, para que en conjunto consoliden un centro de operaciones de tecnología líder a nivel regional e internacional. Además de incentivar conexiones desde lo digital y virtual, ABRA Bogotá es una oportunidad para relacionar desde su espacio público distintas infraestructuras, entidades y geografías.
ABRA, puerta metropolitana.
La arquitectura suele entenderse en términos de transformación, de motor de cambio e incluso como detonante formal que facilita las nuevas dinámicas de la vida. Sin embargo, la arquitectura también es pausa y revisión, es el evento que manifiesta la captura del tiempo, la esencia de un lugar y de las personas que lo habitan. El concurso también lo entendemos como oportunidad para hacer una propuesta que recupere la tradición, los valores espaciales, físicos y antropológicos de un lugar y desde allí formular nuestra idea de innovación: cuidadosa, respetuosa, determinada por su pasado pero emocionante y contemporánea.
En un viaje de la idea a la forma se produce una arquitectura que utiliza el triángulo como forma esencial para organizar el proyecto (consecuente con la forma del lugar de intervención). Cada uno de los tres lados del edificio se independiza de los demás, a través de unas dilataciones esbeltas y precisas, para permitir el desarrollo del edificio y su programa por fases. Una especie de juego que permite independizar, ralentizar o adelantar la construcción, alternar fases, mantener en uso la carpa existente e incluso delegar cada una de las tres barras a grupos de diseño diferentes.
La disposición de estas tres barras gira en torno a un Impluvium, un espacio descubierto y triangular, que es un símbolo fundacional para el Centro y la intersección de los distritos. Este acto fundacional, entendido como una forma de reconocer el pasado del lugar para dotarlo de futuro, es simbólico y práctico. El vacío, la lámina de agua y las cinco palmas de cera, evocan por un lado, la riqueza natural del país, la presencia de la cordillera de los Andes, y la belleza del cielo que le dan carácter a nuestra ciudad. Por el otro, conforma un espacio público disruptivo, con una atmósfera serena, que aglutina la diversidad de actividades y actores y además organiza la propuesta espacial de todo el conjunto.
El vacío del Impluvium se delimita con una fachada interna ligera y metálica, descolgada desde cada una de las barras a manera de biombo, que sirve de soporte artificial para el crecimiento de plantas aromáticas y flores. Un jardín-fachada acompañado de escaleras y lugares de trabajo y encuentro, que relaciona los diferentes niveles del edificio, ventila y aromatiza los corredores. La lámina de agua maneja las vertientes que allí confluyen y las almacena en una cisterna bajo tierra (a la vez que revive nuestro imaginario de humedales y sabana). Las palmas de cera, árbol nacional, en su larga búsqueda por la luz y el cielo nos hablan de resiliencia y permanencia. Las especies vegetales escogidas atraen insectos y aves que se encuentran con los habitantes del edificio alrededor de este límite vivo, de fricción y de aire filtrado.
Las tres barras alargadas, además de disponerse en torno al Impluvium, siguen un esquema tipológico sencillo que sitúa los puntos fijos en las esquinas interiores del triángulo para no interrumpir la comunicación horizontal. El corredor longitudinal (que se desarrolla en el espacio interior contiguo a la fachada ligera que soporta el Impluvium) da acceso a todas las oficinas y propicia los encuentros entre personas e ideas. Una crujía simple que entiende la planta flexible e intercambiable como una innovación arquitectónica poderosa que garantiza el éxito del edificio, incluso ante un eventual cambio de programa.
Una estructura eficiente de acero consigue que con una sola luz se conforme esta crujía típica. Un sistema de pórticos con luces de 15,90 m en el sentido largo y 8,00 m en el sentido corto, y un equilibrado voladizo a cada lado hacen que esta sencilla estructura garantice la flexibilidad en planta. La innovación se evidencia en unos pórticos que con diagonales (en vertical y en horizontal) cosen en tres direcciones la caja estructural y proporcionan su estabilidad. Este habilidoso juego de ligeras estructuras perimetrales, delimitan el espacio libre interior en todos los niveles, constituye la apariencia sólida del proyecto y a la vez facilita su horadación para así formular en ABRA una puerta metropolitana para Bogotá.
Una puerta, originario mecanismo fronterizo, es el primer contacto del hombre con la arquitectura. Como decía Santiago de Molina, “En el paraíso, ninguna construcción era necesaria, en un lugar sin clima adverso ni hostilidades” Sin embargo, Dios necesitó crear una puerta, el primer elemento arquitectónico reconocible, para poder expulsar a Adán y a Eva del paraíso. Si bien la puerta existe para ser traspasada, no es sino en su contraposición con el muro, con el límite, ese que define el adentro y el afuera, los de dentro y los de fuera, cuando verdaderamente nace. La puerta es la formalización de dos niveles de realidad, no sólo de dos espacios contiguos. Así, dentro de cada puerta ocurre un estado intermedio: el umbral. ABRA conforma este umbral en su primera fase, como un gesto que acoge a todo aquel que desde el espacio público decida entrar a este ecosistema de innovación.
Sin perder de vista la idea de flexibilidad general del proyecto, se sigue rigurosamente la distribución detalla de programa en la primera fase definida en las bases del concurso.
Los volúmenes verticales que conforman el marco de la puerta hasta el tercer nivel se configuran con lobbies, restaurantes, espacios adaptables y puntos fijos en los que se sitúa el centro de innovación. En el dintel de la puerta se ubican las oficinas y áreas de trabajo de planta libre. A nivel de sótano, bajo la misma huella del edificio y sin ningún sobre esfuerzo a la estructura, se ubican los parqueaderos exigidos. En el umbral, unos escalones cómodos se convierten en un escenario urbano que activa con eventos metropolitanos la plaza y el parque lineal propuestos sobre las Américas. Se plantea también una escalera eléctrica que conduce los flujos peatonales del parque directamente al balcón urbano, que mira el espejo de agua del Impluvium, y conexiones de ciudad en segundo nivel.
La fachada exterior constituye un primer reto de innovación para ABRA Bogotá. Una apuesta colaborativa e interdisciplinar, que pone en práctica la transferencia de conocimiento y se apalanca en la diversidad de actores presentes para reexaminar el uso tradicional y cotidiano del ladrillo en la ciudad. Un ejercicio tecnológico y estético que parte de la tradición material, reafirma la identidad de la ciudad y promueve su desarrollo.
En principio nos imaginamos unos elementos cerámicos de múltiples secciones repetidos horizontalmente (para generar una apariencia estereotómica perforada), que roten en un eje vertical con ayuda de servomotores. Estos movimientos podrán ser controlados a través de una aplicación digital que compute escenarios plásticos para un confort ideal, producto de la suma de datos recolectados del comportamiento de los usuarios en los espacios interiores y bases de datos de incidencia solar, lluvia y vientos de Bogotá. Esta fachada funcional haría nulo el consumo energético por climatización y garantizaría en todo momento las condiciones ideales para el desarrollo de la vida al interior del edificio.
En definitiva una fachada emocionante, ingeniosa, que vuelve lo eterno en temporal, lo pesado en ligero, lo estático en móvil y la masa en luz. Un sutil velo, reactivo y elegante, moderno y clásico, ligero y pesado. Un primer acto de co-creación, un performance sin fin que encarna la actitud innovadora del que promete ser el mayor centro de ciencia, tecnología y creación del país.
CGI - ABRA / CASTRO ARQUITECTOS + AYESA
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