Walter 2018-2
Fragmento de serie fotográfica digital impresa.
Sesión fotográfica a un fotógrafo.
Mi abuelo haciéndome un regalo de herencia material y simbólica.
Este ejercicio exploratorio indaga en las cuatro características específicas para que, según la filosofa del arte estadounidense Cynthia A. Freeland (2010), una representación humana sea considerada un retrato:
1. Representación de la apariencia,
2. Caracterizaciones psicológicas.
3. Pruebas de presencia o «contacto».
4. Manifestaciones de la «esencia» o «aire» del sujeto retratado.
Walter, mi abuelo paterno, irrumpe una relación familiar frágil y bastante esporádica con un acto performativo de sucesión en el que me entrega su cámara fotográfica personal. El momento ritual de herencia, se vuelve el evento indicado para evidenciar el convenio en el que se deja a manos del fotógrafo la interpretación visual de su persona.
Ofrezco a cambio una promesa de inmortalidad en una búsqueda por penetrar al individuo más allá de su apariencia. El espacio habitual funciona como escenario y contexto (explícito), alimentando la noción documental y mimética. De esta forma se contrarresta la severidad del tiempo, que deteriora y melancoliza. Los propósitos biográficos, estéticos y documentales, se asocian entonces con el pasado y la memoria, y por extensión con un temor a la muerte cercana.
